lunes, 11 de octubre de 2010

Primeras campañas



Hacia el 22 de julio ya se podía decir que en España había guerra, y no una simple rebelión y la resistencia contra ella. Las milicias de los sindicatos y los partidos empezaron a considerarse soldados al mismo nivel que la guardia de asalto o el ejército regular. Los generales del bando rebelde organizaron columnas según el modelo que habían utilizado durante las guerras de Marruecos para rematar la revolución.
Desde el bando sublevado el general Mola, enfrentándose a una situación sin precedentes, trataba de organizar el esfuerzo bélico con todo lo disponible. En la zona sublevada del norte controlada por su mando debía convertir a la amalgama de fuerzas regulares, guardias civiles, grupos de voluntarios falangistas y requetés carlistas en unidades de combate organizadas. Pronto estuvo en disposición de ello dando a sus fuerzas el nombre de “nacionales”, término erróneo claro ésta, pero que les daba la apariencia de ser el único ejército de España luchando frente a un ejército extranjero. Las primeras operaciones de este ejército fueron el intento de socorrer la plaza de Guadalajara, situada al sur de sus posiciones, pero ésta ya había sido dominada por fuerzas afectas a la República. Otras columnas se dirigieron desde Valladolid a Madrid, contaban con un ilimitado entusiasmo, pero el entusiasmo no suplía la carencia de municiones y su avance quedó detenido en la sierra de Guadarrama.













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